jueves, 1 de enero de 2009

Castigos educativos


ENE/09

CASTIGOS EDUCATIVOS.

El castigo como método educativo para corregir la conducta de los niños tiene mala reputación porque no se suele utilizar correctamente. Según la forma en que sea aplicado puede tener efectos negativos en la conducta y desarrollo del niño, o por el contrario, puede contribuir a un aprendizaje de lo que es correcto, y al bienestar y equilibrio emocional del niño y, por añadidura, de los padres.

Castigos a evitar.

Castigar puede consistir en aplicar al niño una estimulación aversiva o consecuencia desagradable, dolorosa y/o humillante como resultado de haber realizado una conducta no deseable (ejemplo: un cachete o un grito tras un insulto). Se debe evitar porq ue tiene efectos negativos. Hablamos del castigo físico y la reprimenda verbal.

Es el método más extendido para modificar o encauzar la conducta de los niños por varias razones. Ha pasado de generación en generación y todos lo hemos aprendido. Es la única estrategia pedagógica que nos han enseñado. Es rápido y cómodo de utilizar. Tiene un efecto inmediato en la conducta de los niños, por lo que es atractivo para los padres. Este éxito momentáneo, refuerza la conducta del que aplica el castigo, tendiendo a utilizarlo cuando aparece la conducta no deseada.

Pero la eficacia del castigo es aparente porque no se logra que el niño aprenda una nueva conducta más adecuada, sólo aprende a evitar ser castigado. Se reduce la conducta inadecuada, pero únicamente porque intenta evitar el castigo.

Este tipo de castigo debe evitarse porque, además de no aportar nada forma tivo ni positivo para el niño, puede tener estos efectos negativos:

- Crea resentimiento y sentimientos de temor o rencor entre el niño castigado y los padres.

- El comportamiento no deseado reaparecerá en ausencia del que castiga, incluso con más intensidad.

- El niño aprende a engañar, a huir o a escurrir el bulto para escapar del castigo.

- El niño se acostumbra al castigo, cada vez hay que utilizar castigos más fuertes, lo que produce en el niño un peor comportamiento.

- El niño aprende a comportarse agresivamente, aprende que la violencia es la forma de conseguir lo que se quiere. Los padres que gritan, pegan o castigan, tienen hijos que acaban haciendo lo mismo.

Castigos educativos.

El castigo puede ser utilizado, pero para que sea eficaz (disminuir la conducta no deseable) debe consistir en la retirada de algo agradable como consecuencia de haber realizado una conducta inadecuada.

Es menos problemático, utilizado siguiendo las siguientes pautas en su aplicación:

- Se debe ofrecer al niño la respuesta adecuada, contraria a la castigada, que debe ser reforzada (premiada, alabada) cada vez que aparezca. No sólo se le debe decir lo que no debe hacer, también hay que decirles lo que deben hacer. Si Juan pega a su hermano y se le castiga por ello, se le debe premiar o alabar cuando esté tranquilamente jugando con su hermano.

- La aplicación del castigo debe ser inmediata a la ocurrencia de la conducta anómala. Nunca debe dejarse su aplicación para más tarde, para “cuando venga tu padre”, por ejemplo.

- El castigo debe ser proporcionado con la naturaleza de la infracción.

- Antes de aplicar el castigo, el niño debe conocer qué conductas van a ser castigadas y cuáles no.

- Al aplicar el castigo los padres no deben mostrar alteración emocional (enfado excesivo, excitación, gritos...).

- La conducta que se castiga una vez debe ser castigada siempre (sistematicidad). El castigo no debe depender de nuestro humor o de otras circunstancias. Ejemplo: La madre de Ana la castiga cuando critica a su hermana, en cambio se sonríe cuando critica a la vecina.

- Nunca se debe castigar al niño con la pérdida de beneficios o premios conseguidos por la misma u otras conductas adecuadas. Ejemplo: Si Ana ha recibido un premio por sus buenas notas, su madre no se lo puede retirar porque haya pegado a su hermana, por ejemplo.

Cuándo debe utilizarse el castigo:

- Cuando la conducta que queremos modificar sucede tan a menudo que apenas existe una conducta adecuada alternativa.

- Cuando la conducta del niño pone en peligro la seguridad del propio niño o la de los demás. Ejemplo: Juan se empeña en meter los dedos dentro del enchufe, o Ana quiere coger a toda costa la sartén con aceite hirviendo.

- Ante las conductas agresivas: Violencia física: golpes, zancadillas, empujones, patadas, pellizcos... Tirar o romper objetos. Palabras mal sonantes, insultos, amenazas, discusiones a gritos...

Existen varios modos de castigar. En próximas ediciones nos ocuparemos de la forma en que deben utilizarse tres técnicas distintas: el Tiempo Fuera (Aislamiento), las Multas y la Sobrecorrección.

LA REPRIMENDA VERB AL Y EL CASTIGO FÍSICO:

La reprimenda verbal es un método de castigo alternativo al castigo físico y más apropiada que aquel. Pero ambos, no son los métodos más adecuados para eliminar una conducta incorrecta, sólo deben utilizarse muy excepcionalmente.

El castigo físico leve (una palmadita en la mano o en el culo, o similar) puede ser utilizado en determinados casos. En situaciones potencialmente peligrosas para la integridad físic a del niño, o cuando los niños son muy pequeños y no pueden entender lo que es peligroso para ellos aunque se le explique verbalmente.

La reprimenda verbal no debe ser el grito o la salida de tono por parte de los padres. Debe utilizarse de esta forma:

- Debe ser enérgica, pero no exaltada. Debe ser firme, pero no ofensivamente autoritaria. Debe ser objetiva y aplicarse con serenidad.

- No se debe en trar en discusiones con el niño, ni atender a sus réplicas poco razonables.

- Cuando el niño es muy pequeño podemos acompañar la reprimenda con un pequeño castigo físico para que comprenda la gravedad de lo que le decimos. Ejemplo: Juan después de decírselo repetidamente vuelve a intentar meter los dedos dentro del enchufe. Su madre le reprende diciéndole: “!No toques eso!”, al tiempo que le da una ligera palmada en la mano.

- Tras la reprimenda no se le debe consolar de inmediato, hay que esperar a que se calme y luego enseñarle lo que podía haber pasado. Ejemplo: Ana tras la reprimenda recibida por intentar coger la sartén con aceite hirviendo, su madre le acerca la mano a la sartén para que la niña compruebe el calor, al tiempo que se le dice: “Ves si llegas a tocar la sartén te podrías haber quemado”.

- A medida que el niño va creciendo se deben utilizar lo menos posible las reprimendas verbales, y sobre todo los castigos físicos.


C.V.G. -Psicólogo Colegiado Nº CV-02211-