jueves, 5 de noviembre de 2009

Educar en valores.

Educar en valores.

Los padres, ante actitudes irrespetuosas y violentas de los jóvenes se preguntan qué han hecho mal “si se lo hemos dado todo”. Pero en la educación de los hijos existen algunas normas éticas que parecen haberse diluido.

Independientemente de la cultura o la opción religiosa de cada familia, como fondo educativo existen una serie de valores universales como la tolerancia, la responsabilidad o el respeto, que deben persistir ajenos a modas, culturas y religiones. Es en la familia en donde se ha de alimentar el desarrollo de estos valores, frente a un mundo exterior violento y confuso.

Te ofrecemos algunas recomendaciones que pueden facilitar esta tarea…

- Predicar con el ejemplo, un hecho cala más que mil sermones. Los niños imitan lo que ven cotidianamente. Lo que queramos inculcar a nuestros hijos debemos asumirlo como parte de nuestra manera de ser.

- Aprovechar las situaciones reflejadas en cuentos y películas para hablar de valores y comportamientos. Aprovechar estos momentos para trasmitirle al niño qué opinamos y cómo nos sentimos ante diferentes conflictos y personajes.

- Unas normas que marquen límites no son incompatibles con el amor y el apoyo. Los niños deben sentir desde pequeños que aunque les corrijamos les seguimos queriendo. Deben conocer y cumplir las normas que deben respetarse en el núcleo familiar, diferentes según su edad. Debemos aplicar el castigo de forma que al niño le quede claro, no sólo lo que ha hecho “mal”, además, cuál es la forma correcta de hacerlo. Debe conocer en todo momento cuáles serán las consecuencias de su comportamiento. Pero también, lo que es mucho más importante, debemos mostrar nuestra satisfacción cuando cumplen las normas.

- Enseñarle responsabilidad dándole responsabilidades. Dejarle cooperar valorando, sobre todo, su disposición, su esfuerzo, la responsabilidad que asume al realizar la tarea, no tanto los resultados, con el tiempo irá mejorando sus habilidades para hacerlo mejor.

- Enseñarle a “tener buena educación” y coherencia con uno mismo. Dar las gracias, pedir disculpas, solicitar por favor, respetar el turno en las conversaciones, saber escuchar, no levantar la voz, no insultar. En definitiva, a ser respetuosos con los demás y ser consecuente con las propias ideas y defenderlas ante los demás.

- Enseñarles a ser justos, a reflexionar sobre las propias actitudes y comportamientos, a saber perdonar… conductas que favorecen la convivencia. Dejar que los hijos vean cómo hacemos las paces tras un malentendido o desavenencia con un amigo. Al leer el periódico o ver la tele hacerles reflexionar intentando encontrar razones y aspectos positivos para ambos mandos.

- Poner en práctica hábitos ecológicos para desarrollar su sentido de la solidaridad y de la grandeza del universo del que formamos parte.