lunes, 26 de octubre de 2009

¿Por qué se muere?

¿Por qué se muere?

Es lo que preguntan los niños, no comprenden qué es la muerte. Ante la proximidad de la Festividad de los Todos los Santos con todos sus rituales, surgen conversaciones sobre personas fallecidas, y a los niños les pueden surgir preguntas al respecto. Conviene estar preparado sobre cómo afrontar este tema. Independientemente de las creencias religiosas de cada familia hay verdades que no hay que dejar de decirles.

Morir es dejar de vivir. Explicaciones como “se fue”, “está en el cielo”, “se ha quedado dormido para siempre”, “Dios se lo llevó”… no les explica claramente que es el final de la vida. Para los niños menores de tres años la muerte es algo reversible y provisional. Alrededor de los cuatro años pueden empezar a comprender que quien se muere no regresará nunca.

Para que entienda qué es la muerte puede ser útil utilizar ejemplos de la naturaleza. Las hojas de los árboles mueren en invierno, la muerte de una mascota significa que deja de moverse, de comer, de respirar… Debe entender que es un hecho natural, que todo lo que nace muere.

Siempre hay que responder a sus preguntas con respuestas reales, adaptando el lenguaje a su edad. Si no tenemos respuestas es mejor decirles que no lo sabemos.

Le ayudará comprender qué es la muerte, permitir y animarle a que asista y participe en el velatorio, el funeral, entierro… de una persona próxima o conocida del niño. Es aconsejable explicarle previamente qué verá y escuchará, y el por qué de los rituales funerarios.

También es positivo que vea el cadáver, comentarle que deja de moverse, de respirar, de comer, y sobre todo, de sentir dolor. Debemos dejarle muy claro que ya no siente nada, ni lo malo, ni lo bueno. Antes debemos explicarle dónde estará el cadáver, qué aspecto tendrá. Pero si no quiere ver el cadáver o participar en algún acto no forzarle nunca en contra de su voluntad.

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