miércoles, 5 de mayo de 2010

El niño que se chupa el dedo.


El niño que se chupa el dedo.

Cada niño lo hace por un motivo particular, necesitaríamos estudiar cada uno de ellos.

En el seno de una familia unida puede haber un niño que, aparentemente, vive rodeado de ternura y afecto, pero, en un momento determinado de su vida, ha sufrido la impresión de abandono de su madre (o de su cuidador/a primario/a), y su respuesta puede ser chuparse el pulgar. En cambio, otro, en general bastante equilibrado y tranquilo, se chupa el dedo en determinadas circunstancias, por ejemplo, cuando su madre atiende a su hermano recién nacido. Otro parece buscar durante todo el día este “placer” que puede proporcionarse él mismo, sin necesidad de nadie. Finalmente, para otro es un gesto que realiza sólo en el momento de dormirse, lo “necesita” para relajarse y conciliar el sueño, en este caso, probablemente, es la necesidad de seguridad lo que le empuja.

¿Qué hacer? ¿Hay que prohibírselo?

El destete no debe ser demasiado tardío, ni brusco. El niño debe adaptarse poco a poco a los diferentes hábitos alimenticios: del pecho al biberón, luego los purés y papillas y después los alimentos sólidos. O mantener la lactancia (natural o con biberón) en combinación con estos otros. Actualmente son muchos los niños que hacia los 2 o 3 meses ya toman alimentos cocidos y, a menudo, con cuchara. Como consecuencia son muchos los niños que responden chupándose el pulgar, se les ha negado la succión demasiado pronto.

Es conveniente evitar, o más bien, hacer soportable para el niño todo aquello que hay peligro de que sienta como una frustración afectiva. El niño acepta con dificultad cualquier separación de la madre. Si fuera necesaria, la soportará mejor dentro de un ambiente familiar (abuela, tía...) o, al menos, con una sustituta “estable” y próxima para el niño. Aceptará mejor la separación si hay una persona en quien pueda ver una segunda madre.

Hay que distinguir la succión del pulgar durante el día y la que ocurre durante la noche.

En cualquier caso, Nunca prohibir. En modo alguno hay que atar las manos de los niños ni obligarles a ponerse guantes o untarles los dedos con productos amargos, procedimientos comunes y poco eficaces.

Más bien, hay que intentar satisfacer la necesidad que suele haber tras el gesto de chuparse el dedo. Probablemente, durante el día lo hace porque se aburre y con la succión se autoestimula, se genera sensaciones agradables. Se aconseja ofrecerle alguna actividad que le interese.

Tanto si se trata de un juego activo (tren, camión, construcciones…) como de ayudar a papá o mamá en la casa, en la cocina…, en el momento en que se le pide que participe en alguna actividad, deja de succionar el dedo, sobre todo, si esta actividad conlleva la atención, la presencia o el juego con papá/mamá.

En cuanto a la succión del pulgar durante la noche, para dormirse, con frecuencia no es más que un hábito que el niño encuentra agradable y que no supone grandes inconvenientes.

Sin embargo, puede ayudarle a sentirse más seguro y protegido si le ofrecemos al acostarse su objeto preferido para que duerma con él: una muñeca, el osito, el juguete más querido, o un libro de garabatos del que no se separa… de los que podrá disponer si se despierta. Con frecuencia al cuidar a la muñeca y protegerla, deja de sentir la necesidad de protección.

En muchas ocasiones se suele atribuir a la succión del pulgar las deformaciones de los dientes de la segunda infancia. En algunos casos, puede que sea cierto, pero estas deformaciones se constatan también entre los niños que no se chupan el dedo, sin saber exactamente cuál es su causa.


C.V.G. (Psicóloga col. Nº CV02211)

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